Los Castro Bajo la Metralla de Internet
Hace una década y media, cuando ocurrió el hundimiento intencional del remolcador "13 de Marzo" en la Bahía de La Habana, con saldo de unos 60 muertos, y el éxodo de 30 mil balseros cubanos hacia Estados Unidos, en 1994, Internet era apenas el aliento lejano de una gran revolución tecnológica. Hoy día es el mayor flagelo que sufren los hermanos Fidel y Raúl Castro, cabezas visibles de la única dictadura moderna que ha durado más de 50 años.
Durante muchos años, especialmente en las décadas de los 60 y 70, miles de cubanos fueron a las cárceles y a los paredones de fusilamiento. Centenares de miles escogieron el camino del exilio. Como expresa el título del documental dirigido por Néstor Almendros y Jorge Ulla en la década de los 80, sobre los prisioneros políticos cubanos, Nadie escuchaba.
Una retórica cargada de ideales hermosos como la justicia social, la igualdad, la salud pública y la educación gratuitas, con el apoyo militar, económico y político del ahora desaparecido imperio soviético, acallaba el ruido ensordecedor de las descargas de fusilería y el silencio lúgubre de las prisiones.
Pero hicieron su entrada triunfal en el mundo de las
ideas, las comunicaciones vía satélite, la telefonía móvil e Internet con
sus herramientas de largo alcance, como los correos electrónicos,
las páginas web y las redes sociales, toda una autopista gigante plagada
de fotos, videos, audio y textos. A finales de 2009, nada menos que mil 730
millones de personas navegaban por la red. Aproximadamente 234 millones de
páginas web y 126 millones de blogs inundan el espacio cibernético
en un trasiego interminable de información que provoca náuseas
a la élite gobernante cubana. En medio de ese laberinto, están
los rostros de Orlando Zapata Tamayo, el disidente cubano que murió tras
86 días en huelga de hambre en febrero pasado; de Guillermo Fariñas,
otro opositor pacífico en grave estado por un ayuno que supera los
40 días; los maltratos verbales y físicos a las Damas de Blanco;
las denuncias del Parlamento Europeo, de los diputados socialistas chilenos,
las más de 40 mil firmas críticas del castrismo de numerosas
figuras públicas y ciudadanos privados, las marchas encabezadas en
Miami por Gloria Estefan y en Los Angeles por Andy García; la imagen
gigante de Zapata Tamayo proyectada sobre la fachada de la Misión
Cubana en Naciones Unidas. Y también el blog demoledor de Yoani Sánchez,
los artículos de los periodistas independientes en Cubanet, Encuentro
y Diario de Cuba, entre otros espacios. El arresto de un disidente en un
poblado rural, remoto, de Cuba aparece inmediatamente en Internet. Fluye
a través de las redes sociales como Facebook, Twitter y My Space,
y si hay video, enseguida encuentra un lugar en YouTube, y se amplía
como megáfono digital en decenas de páginas web con el efecto
multiplicador, además, de los vínculos que se agregan en los
correos electrónicos y los mensajes instantáneos. Sólo
en 2009, se enviaron 247 mil millones de correos electrónicos por
día, en todo el mundo.
Las cámaras digitales integradas a los teléfonos móviles han sido armas muy
efectivas, en esa labor infatigable de mucha gente de dar testimonio de lo
que ocurre en Cuba. Imágenes que, además, se transfieren de inmediato a la
red.
Es mucho, demasiado, para una gerontocracia que tiene una edad promedio de 81 años. Por eso, en 2006, luego de la enfermedad de Fidel Castro, el general Raúl Castro, a contrapelo de la lógica, nombró al histórico comandante Ramiro Valdés en el cargo de ministro de Comunicaciones e Informática. Ahora con 78 años de edad, Valdés fue a principios del proceso revolucionario, el fundador de la Seguridad del Estado, la temible policía política cubana. Valdés ha sido el cerebro, si se puede llamar así, de los arrestos nocturnos, de los campos de concentración para homosexuales, de las ejecuciones, de los "actos de repudio" que realizan todavía hoy las turbas pro-gubernamentales. La idea ha sido que el hombre que detuvo sin piedad las manifestaciones de oposición en la era del más feroz radicalismo estalinista, detuviera también el flujo arrollador de información desde y hacia Cuba, hoy día.
En estos momentos, apenas 200 mil cubanos, menos del dos por ciento de la población del país, tiene acceso a Internet. El uso de la red en hoteles cuesta entre cinco dólares la media hora y 10 dólares la hora, mientras el salario promedio de un cubano no supera los 20 dólares al mes.
Aun así, difícilmente Valdés, los Castro y sus colaboradores
conseguirán derrotar al mundo de la inteligencia, con la única
herramienta que conocen a fondo, la fuerza bruta.
(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine,
revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Ha
sido además redactor de la agencia EFE en La Habana, Cuba, San José,
Costa Rica, y Los Angeles, California, así como editor metropolitano
del diario La Opinión de Los Angeles e instructor de periodismo de
la Universidad de California en Los Angeles, UCLA --- Biografía).
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