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El Castrismo se Atrinchera

Cualquiera diría que se trata de un libreto escrito por un equipo genialmente disparatado: Cantinflas, Tres Patines y los Tres Chiflados. El domingo 3 de enero, Cuba expulsó de su territorio al eurodiputado socialista Luis Yáñez de sólo pisar éste el Aeropuerto Internacional José Martí; Fidel Castro ha atacado a Barack Obama, últimamente, acusándolo de encabezar una "nueva ofensiva del imperio"; la filóloga Yoani Sánchez, ganadora de varios premios internacionales, fue secuestrada y golpeada junto a otros disidentes por policías cubanos, el año pasado; las Damas de Blanco, madres y esposas de prisioneros políticos, fueron nuevamente acosadas por turbas civiles organizadas por el régimen; el cantautor colombiano Juanes descubrió que un supuesto agente de la seguridad cubana lo estaba siguiendo, poco antes de su concierto en la Plaza de la Revolución, en septiembre pasado; Raúl Castro y otros funcionarios han culpado al pueblo cubano de la falta de productividad existente en el país. Es obvio que el castrismo, desesperado, se atrinchera.

En una entrevista concedida a Contacto Magazine, en marzo de 1997, el escritor Guillermo Cabrera Infante citó un proverbio chino, "lo peor del dragón está en la cola", para referirse a los coletazos que propinan las dictaduras en su etapa final. Han pasado casi 13 años desde entonces y los coletazos del castrismo no se detienen.

Yáñez llegó a la capital cubana de vacaciones en compañía de su esposa, la diputada Carmen Hermosín. No pudo salir de la terminal aérea. Allí mismo lo montaron en otro avión y lo enviaron de vuelta a España. Madrid protestó y manifestó al embajador cubano en la capital española, Alejandro González, su esperanza "de que no se vuelva a producir este tipo de incidentes, que no ayudan al desarrollo de las relaciones entre los dos países". El embajador se limitó a decir que el eurodiputado fue expulsado a "consecuencia de la aplicación de leyes internas cubanas", como si las leyes promulgadas a dedazo limpio por una dictadura, fuesen el Nuevo Testamento. Yáñez llevaba algunas direcciones y teléfonos de opositores pacíficos con los que pensaba reunirse informalmente. Pecado mortal en Cuba. ¿Puede alguien imaginar una reacción igual del gobierno español, en la era de José María Aznar, cuando algún que otro funcionario cubano se reunía con la oposición socialista?

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, hace un año, abrió nuevas expectativas respecto al futuro de la relaciones entre Washington y La Habana. De inmediato, Obama colocó el balón en la cancha de los hermanos Castro, al relajar las restricciones a los viajes a Cuba de cubano-estadounidenses y al envío de remesas familiares a la isla. También ha estado abriendo las puertas de los intercambios culturales entre ambos países. Los Castro lanzaron algún que otro piropo al nuevo mandatario estadounidense, sin embargo, nunca dieron paso alguno en función de mejorar las relaciones con Estados Unidos, en el sentido de liberar prisioneros políticos y permitir, al menos, un mínimo de libertad de expresión. Pero a partir de diciembre de 2009, Fidel Castro la emprendió contra Obama. A mediados de ese mes, en una carta enviada a Hugo Chávez, el mayor de los Castro criticó a Obama por recibir el Premio Nobel de la Paz, y lo acusó de llevar a cabo una "nueva ofensiva del imperio" contra los países gobernados por regímenes de izquierda en América Latina.

"Son obvias las intenciones reales del imperio, esta vez, bajo la sonrisa amable y el rostro afroamericano de Barack Obama. El imperio moviliza tras sí a las fuerzas derechistas de América Latina para golpear a Venezuela" y a los países del ALBA, comentó el anciano dictador en la carta, a pesar del conocido perfil de izquierda de Obama y de sus intenciones de emprender una nueva política hacia Latinoamérica.

Un ex agente de la inteligencia cubana comentó a Contacto Magazine de manera anónima, en septiembre pasado, que el gobierno de los Castro "ya no está interesado en conservar la imagen idealista" de los años románticos, refiriéndose al incidente del supuesto agente cubano que seguía a Juanes en La Habana. "El hombre que Juanes vio no era exactamente el que lo vigilaba, era un anzuelo falso para dejar claro que cualquiera en Cuba puede ser vigilado, para que a nadie se le ocurra levantar un dedo en contra del régimen". Tiene lógica, la lógica que razonó Cabrera Infante al citar el proverbio chino de que "lo peor del dragón está en la cola".

En medio de una nueva y feroz crisis económica, con una gerontocracia casi centenaria al frente de un país habitado por una mayoría de jóvenes, a la vista de un rotundo fracaso en materia de crear riquezas y bienestar, el castrismo se atrinchera para no perder su última dosis de poder. La dosis que debe permitir a los ancianos del Buró Político del Partido Comunista y del Consejo de Estado, morir con las botas puestas.

El castrismo no quiere relaciones normales con Estados Unidos, por eso ataca a Obama. No quiere relaciones decentes con la Unión Europea, por eso expulsa a Yañez. No quiere una juventud rebelde, por eso golpea a Yoani Sánchez. No quiere símbolos hermosos en la oposición, por eso lanza turbas civiles contra las madres y esposas de los prisioneros políticos. El castrismo quiere morir en soledad. Las relaciones con Estados Unidos, ceder a las demandas aperturistas de la Unión Europea, tolerar a Yoani Sánchez y a las Damas de Blanco, liberar a los prisioneros políticos, permitir un poco de libertad de expresión podrían ser síntomas de debilidad capaces de provocar vientos democráticos. Mala idea. Por ahí están, todavía, los fantasmas del fin del comunismo en Europa, desde la caída del Muro de Berlín hasta la desintegración de la Unión Soviética. Y el peor de todos, la captura y ejecución de Nicolai Ceausescu, el dictador comunista rumano. Más cerca, los enjuiciamientos y condenas de militares suramericanos. La democracia y los estados de derecho, piensa el castrismo, son peligrosos. Por eso se atrinchera.

(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Ha sido además redactor de la agencia EFE en La Habana, Cuba, San José, Costa Rica, y Los Angeles, California, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA --- Biografía).

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