El viernes 7 de junio de 2013, senadores republicanos se manifestaron en el pleno del Senado, donde el debate sobre la reforma comenzará el 10 de junio, para pedir que no se siga discutiendo el proyecto de cambiar las leyes de inmigración. Una de las figuras centrales de esta protesta fue el senador Jeff Sessions, republicano de Alabama, que presentó 49 de las 300 enmiendas que tuvo que estudiar el Comité Judicial de la cámara alta norteamericana, antes de aprobar su borrador de reforma. La revuelta está concentrada en el tema de la seguridad fronteriza, y en contra de conceder algún tipo de amnistía a los inmigrantes no autorizados. "El grupo de los ocho dice que este proyecto de ley resolverá todos los problemas, pero no lo hará. Dará amnistía a 11 millones de indocumentados", manifestó Sessions para luego añadir que el proyecto que se discute "es errado". También dijo sentirse asombrado de que los ocho senadores de ambos partidos que redactaron el borrador de reforma "sigan promoviendo" el proyecto. Su colega Mike Lee, republicano de Arizona, fue aun más agresivo al señalar que el proyecto preparado por el Grupo de los Ocho "debilita el estado de derecho" al legalizar a millones de personas que violaron las leyes de Estados Unidos cuando ingresaron en el país ilegalmente. "Este no es el proyecto de ley apropiado para arreglar el sistema migratorio. Quiero debate y por eso no deberíamos proseguir con este proyecto de ley, que hará la situación peor", subrayó Lee. Las protestas en el Senado podrían afectar el logro de los 60 votos necesarios para que esa cámara conceda luz verde a la reforma migratoria. Aun así, el senador Schumer no sólo dijo que el proyecto se aprobaría, sino que se aprobaría con 70 votos, pronóstico que algunos expertos calificaron de optimista. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, dijo el 7 de junio, que se ha comprometido a llevar a cabo "un proceso de enmiendas lo más abierto posible", y aseguró que se producirá una votación sobre la reforma antes de las vacaciones del feriado del 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos. El control del Senado por parte de los demócratas se traduce en 53 senadores de ese partido más dos independientes que comúnmente votan con los demócratas. Hay 45 senadores republicanos. Pero no todos los demócratas están a favor de la reforma, ni todos los republicanos están en contra. De hecho, el llamado Grupo de los Ocho, que ha preparado el proyecto, está formado por cuatro demócratas y cuatro republicanos. La Cámara en Rebeldía Por su parte, la Cámara de Representantes, dominada por la oposición republicana, ha sido escenario de otras rebeliones. El 6 de junio, el pleno de ese cuerpo legislativo federal aprobó una resolución que impide al presidente Barack Obama seguir adelante con su plan de Acción Diferida, que implica no deportar a los jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños. La resolución prohíbe a Obama usar fondos federales para ese programa. La Cámara también tiene un Grupo de los Ocho, con cuatro demócratas y cuatro republicanos, que está trabajando en un proyecto de reforma. Al conocerse la resolución sobre la Acción Diferida, el congresista Raúl Labrador, republicano de Idaho, abandonó el Grupo de los Ocho por estar en desacuerdo con la medida aprobada. El principal promotor de la resolución, el congresista republicano Steve King, de Iowa, hizo una dura advertencia a los legisladores que promueven la reforma. "Si piensan que nos van a obligar a aprobar una amnistía, va a haber una rebelión", sentenció King, El legislador Marco Rubio, republicano de Florida y miembro del Grupo de los Ocho en el Senado, intentó persuadir a sus colegas de la Cámara de la importancia de votar en favor de una reforma migratoria que comprenda los dos puntos: la legalización de indocumentados y la seguridad en la frontera. Pero King no se llevó una buena impresión de la visita de Rubio. "El voto (de la resolución contra la Acción Diferida) podría indicar que no estamos particularmente persuadidos" de los beneficios de la reforma migratoria, señaló King. Aun así y a pesar de los rumores que circularon recientemente de que el debate sobre la reforma migratoria había colapsado en la Cámara, las conversaciones en ese cuerpo legislativo no se han detenido. Estos eventos en la cámara baja coincidieron con la decisión del gobernador republicano de Florida, Rick Scott, de vetar un proyecto estatal para ayudar precisamente a los jóvenes indocumentados beneficiados por la Acción Diferida, a obtener una licencia de conducir. Por su parte, la gobernadora republicana de Nuevo México, Susana Martínez, que goza de gran popularidad entre los votantes, también se ha negado a conceder licencias a los jóvenes indocumentados, al igual que su colega de Arizona, la republicana Jan Brewer. De cualquier manera, la resolución de la Cámara contra la Acción Diferida no podría convertirse en ley sin la aprobación del Senado, algo que es muy difícil que ocurra en la cámara alta. |
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