Foto promocional de la Oficina del Censo.
Se Acerca el Censo 2010
CARLOS W. BLANCO
Muy pronto, hacia marzo de 2010, usted podría recibir un cuestionario del Censo con una serie de preguntas importantes. El censo de población se hace en Estados Unidos, por mandato constitucional, cada 10 años. Muchas personas se preguntan para qué sirve este censo. La respuesta es sencilla, además de ayudarnos a saber exactamente cuántos somos, dónde vivimos y a qué grupo étnico pertenecemos, el censo permite a las comundidades recibir 400 mil millones de dólares en fondos federales.
Ese dinero se destina a hospitales, centros de capacitación para el empleo, escuelas, servicios de emergencia, centros de atención a personas mayores, puentes, túneles y otras obras públicas.
A nivel político, la información recopilada durante el censo sirve también para determinar la cantidad de asientos que los estados pueden tener en la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos.
En marzo de 2010, los formularios del censo comenzarán a llegar a los hogares de Estados Unidos y Puerto Rico. En ese formulario habrá un cuestionario de 10 preguntas. Todo lo que usted tiene que hacer es responder a las preguntas y devolver el documento en el sobre adjunto que se le enviará, con un sello pagado por el gobierno.
Si usted no lo devuelve, un representante del censo podría visitarlo para hacerle personalmente, las preguntas que aparecen en el cuestionario.
La comunidad inmigrante, especialmente los indocumentados, han tenido recelos respecto al uso posterior que se da a la información que se entrega al gobierno. Pero las autoridades federales han sido claras en el sentido de que la ley protege su identidad y toda la información que usted suministra durante el proceso del censo.
"Nadie puede tener acceso a los datos del censo. Es una roca sólida y segura", ha dicho James T. Christy, director regional de la Oficina del Censo en Los Angeles, California.
La propia página web del censo informa que esa oficina gubernamental depende de la cooperación y la confianza del público, y por tanto "promete proteger la confidencialidad de su información".
Todos los empleados de la Oficina del Censo han hecho un juramento de por vida, de no divulgar y de proteger la confidencialidad de los datos recopilados durante el proceso del censo.
Aquéllos que violen el juramento, según la Oficina del Censo, están sujetos a una multa de un máximo de 250 mil dólares o una condena de hasta cinco años de cárcel, o ambas cosas.
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